lunes, 5 de octubre de 2009

El silencio de los culpables


Recuerdo cuando era niña, fui de ese tipo de niñas engreídas, mimadas, con el hecho de decir quiero esto, lo tenía, era tan fácil y automático el pedir, que sabía lo iba a obtener, crecí con mi hermano, 3 años mayor que yo, quien tuvo que aguantar mis berrinches ,con quien jugaba lo que me apetecía , si le decía jugamos a la cocinita ,él se resistía en un inicio, pero luego me complacía ... “con un mamá , Osito no quiere jugar conmigo y mama le decía, Osito no seas así ,juega con la bb, recuerda que ella es chiquita” y osito jugaba con la bb … si en medio del juego yo rompía algo y luego mamá venia preguntando quien lo hizo, los dos callados con la cabeza gacha no decíamos nada y yo con una mirada de reojo acusador, indicaba que mi hermano fue quien lo hizo , mi madre lo reprendía (no le pegaba , pero si le daba un mini sermón) y yo no me sentía culpable , para nada, porque me parecía natural que todos me complacieran y que no me dijeran nada por las cosas que hacía mal , fueron años de “regocijo” pero luego el entrar al colegio y estar rodeada de otros niños me saco de ese egocentrismo (natural en la etapa de la niñez), en este caso, mi egocentrismo se tornó en perfección , volqué mi capacidad en ser la mejor en todo y lo conseguí , logré la admiración de todos , tanto así , que el hecho de ser primera se volvió tan común para mi , que esa sensación de “ser la mejor” llegó a no importarme , me daba igual si ganaba y pues siempre ganaba , ahora aún cultivo la perfección , una pizca de egocentrismo y lo engreída se lo dejo para mi novia (ya que ella ahora , es la única que me engríe , me encanta que lo haga)…

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