
Recuerdo cuando era niña, fui de ese tipo de niñas engreídas, mimadas, con el hecho de decir quiero esto, lo tenía, era tan fácil y automático el pedir, que sabía lo iba a obtener, crecí con mi hermano, 3 años mayor que yo, quien tuvo que aguantar mis berrinches ,con quien jugaba lo que me apetecía , si le decía jugamos a la cocinita ,él se resistía en un inicio, pero luego me complacía ... “con un mamá , Osito no quiere jugar conmigo y mama le decía, Osito no seas así ,juega con la bb, recuerda que ella es chiquita” y osito jugaba con la bb … si en medio del juego yo rompía algo y luego mamá venia preguntando quien lo hizo, los dos callados con la cabeza gacha no decíamos nada y yo con una mirada de reojo acusador, indicaba que mi hermano fue quien lo hizo , mi madre lo reprendía (no le pegaba , pero si le daba un mini sermón) y yo no me sentía culpable , para nada, porque me parecía natural que todos me complacieran y que no me dijeran nada por las cosas que hacía mal , fueron años de “regocijo” pero luego el entrar al colegio y estar rodeada de otros niños me saco de ese egocentrismo (natural en la etapa de la niñez), en este caso, mi egocentrismo se tornó en perfección , volqué mi capacidad en ser la mejor en todo y lo conseguí , logré la admiración de todos , tanto así , que el hecho de ser primera se volvió tan común para mi , que esa sensación de “ser la mejor” llegó a no importarme , me daba igual si ganaba y pues siempre ganaba , ahora aún cultivo la perfección , una pizca de egocentrismo y lo engreída se lo dejo para mi novia (ya que ella ahora , es la única que me engríe , me encanta que lo haga)…
No hay comentarios:
Publicar un comentario